Nos dimos cuenta de que teníamos dos conceptos que jurábamos no tener jamás: el tiempo y el espacio (el virtual, al parecer es infinito). Las actividades presenciales y físicas quedaron paulatinamente relegadas a segundo plano en nuestra actividad profesional, las reuniones de café con un apretón de mano fueron desplazadas por las plataformas digitales “meetings”, en efecto, al principio los temores a todo cambio son naturales, ahora al parecer, lo normal será la videoconferencia.
En el gremio es frecuente leer esta aseveración: la “nueva normalidad” se ha quedado y no se volverá a la anterior; sin duda es una buena oportunidad para cambiar el paradigma en cómo hacemos arquitectura y cómo la edificamos. Internet se hace aliado e imprescindible recurso para nuestro trabajo, aprender a conectar nuevos diálogos provocados por cambios en los mecanismos de gestión en las dependencias públicas por cierto obligadas a mutar repentinamente sus procedimientos a la red digital.