Durante lo que resta del pasado siglo, se dice que la casa estuvo en manos de la Familia Fernández Uriarte, y que ahí tuvo su sede el Colegio Patria para señoritas, entre 1944 y 1951; además, en los años sesenta el patio central se acondicionó como gimnasio y, después, se alquilaron los cuartos y funcionó como vecindad hasta hace poco más de una década.
El detalle de interés, es que, por esta falta de certezas en la evolución de la casa, se trata de un sitio plagado de leyendas; se cree que, por años, quienes la habitaban buscaron en ella objetos de valor o dinero oculto (al parecer, sin dar con nada). Se dice también que ahí pudo haber nacido el hijo de María Félix, y que ella se asomaba al balcón con frecuencia y acudía a misa al Santuario de Guadalupe.