Por tal razón Thorpe, imaginó un disco de acero pulido que parece flotar en el desierto y en el que se reflejan las imágenes de dicha frontera. El autor considera que esta instalación pondrá en marcha un disco de fuga que, de acuerdo a la hora del día y las condiciones de iluminación, se integre perfectamente al paisaje desértico. El proyecto tiene como objetivo difuminar la distinción entre claro y oscuro, sólido y vacío, cielo y tierra, Estados Unidos y México, cuestionando el valor de las fronteras.
Con el recuerdo del primer objeto volador reportado en 1947, la estructura nos dice que “si no estamos solos en el universo, debemos representarnos a nosotros mismos como una civilización unida. Si las propiedades que gobiernan el universo no tienen fronteras, debemos comenzar a desarrollar nuestra comprensión de nosotros mismos dentro de su arquitectura. El disco representa un símbolo de nuestra humanidad como ciudadanos de la tierra”, finaliza Thorpe.