Parte de las actividades de turismo se desarrollan de noche, visitas a restaurantes y bares, la vida nocturna representa actividades de convivencia y esparcimiento en espacios públicos (previos a la pandemia). Por ello, la calidad de iluminación que se emplea para acentuar las joyas arquitectónicas dentro del contexto urbano es tema de discusión entre expertos, convergen urbanistas, arquitectos, ingenieros, historiadores y población civil donde rara vez hay consenso.
Existen preocupaciones especificas al interés de cada grupo por las intervenciones poco exitosas causantes de daños físicos irreparables a edificios, o la población preocupada por la relación entre oscuridad y actividades delictivas. La sostenibilidad y ética de preservar la noche, no está peleada con el embellecimiento nocturno de las ciudades. Hacer correctamente iluminación arquitectónica y urbana requiere un análisis dedicado, traducido a un plan maestro, el cual utiliza cartografía de monumentos, planes de movilidad, activación económica, fomento al desarrollo y crecimiento, seguridad y prevención del delito todo involucra a todos los actores sociales, fomentar el orgullo que representa el rescate arquitectónico y a su vez la preservación del cielo oscuro, soluciones de bajo mantenimiento y alto impacto social positivo. Evitar soluciones, como es el caso de la iluminación de fachadas desde el rasante de las aceras; las cuales obligan a los transeúntes a esquivar el severo deslumbramiento.