Finalmente, la inclusión, supone el acceso de los ciudadanos y de los grupos que ellos constituyen, a figurar en todas las redes y circuitos de comunicación, de información, de intercambios que en la ciudad se producen; a participar de manera efectiva en la toma de decisiones en torno al qué, cómo y para quién producir la propia ciudad, desde el reconocimiento de su complejidad y conflictividad. Donde la inclusión parta de la idea de distribuir equitativamente las decisiones, esfuerzos y beneficios.
A manera de conclusión se podría comentar que la ciudad como lugar público, implica no sólo la coexistencia de distintos actores en un territorio; sino el compromiso de los mismos en la producción, con un sentido de equidad en la distribución de sus satisfactores, en la continua re-estructuración urbana pensando en la optimización de sus recursos económicos, sociales, culturales y ambientales; para finalmente lograr la inclusión de todas y todos.
*Dr. Alejandro Guzmán Ramírez, Académico – Investigador Departamento de Arquitectura. División de Arquitectura, Arte y Diseño. Universidad de Guanajuato, alejandroguzman06@gmail.com