Japón es un país conformado por islas, hecho que replican en los jardines con elementos que simbolizan montañas y agua, las rocas están siempre presentes como símbolos de divinidad y la arena con sus ondas dibujadas, representan el mar que los rodea. Los jardines japoneses no implementan ejes rectos, ni una sola característica que domine la vista, manejan planos verticales, con rocas, árboles, bambú y características horizontales con materiales pétreos y el elemento de agua. Los primeros ejemplos, tenían aun mucha influencia de los jardines chinos, reinterpretaban la montaña sagrada, fueron precedidos por los de inspiración budista, que eran mayormente de contemplación, donde el sujeto era un observador externo; para entender la arquitectura religiosa de esa época es necesario conocer un poco de la ideología del espíritu. El budismo considera que todo el mundo es efímero y que la vida es un sueño, el pensamiento humano es consciente de sus necesidades espirituales una vez que ha satisfecho las materiales; este tiempo de influencia es llamado la época de Heian, en la cual únicamente la nobleza y los monjes budistas tenían permitido cultivar el arte y en especial el de los jardines, por ella era considerada una tradición secreta. Esta información fue transmitida oralmente de maestro a discípulo, siempre y cuando el primero considerara que el segundo era digno de ello.
Los elementos que conforman los jardines no son considerados como objetos muertos, sino seres que tienen personalidad propia y son tratados con amor y respeto, la simetría de lo artificial contrastaba con la asimetría de la naturaleza implementada en el jardín, que es una interpretación creativa de la naturaleza que respeta y resalta el encanto de las cuatro estaciones.