El proyecto es un edificio totalmente independiente cuyo diseño representa las alas de una libélula, se trata de 2 mil m2 de construcción divididos en 13 exhibiciones interactivas, entre las cuales se destacan: los ejes de la sostenibilidad, que son lo ambiental, social y económico; una explicación sobre la cuenca del río Lerma-Chapala-Santiago; los hábitos de consumo de los seres que habitan dicha zona y sus necesidades a mediano y largo plazo; calculadoras de CO2 e Hídrica, para medir la huella de carbono que dejamos; el estrés hídrico; el Detective del Agua, donde los niños podrán jugar a detectar fugas en casa; el Jardín de las Ideas; el Lado Obscuro de los Objetos, que busca dar a conocer el impacto ambiental de los productos que normalmente consumimos; los Agentes de Cambio; Reto de Equilibrio; un módulo de información y Cambio Climático.
Arquitectónicamente, el edificio permitirá la entrada de luz natural, dando vitalidad y estética a los espacios interiores y contará con 418 paneles fotovoltaicos en su cubierta para ahorro de energía. El diseño es moderno e innovador, utiliza la tecnología y materiales avanzados en su totalidad, está conectado por una parte con el museo y por el otro lado con el parque. “El edificio parte de una gran cimentación hecha con estructuras de acero, pero no recta, y con una techumbre que marca la imagen de las alas de la libélula conformado por cubiertas de PVC, con tal tecnología que puede ser hasta soldadas”. En la estructura prácticamente no hay muros, sino vidrios y sobre ellas celosías superpuestas que dan la idea de la textura de las alas de la libélula.