La historia en realidad, comenzó hasta mediados del siglo XX cuando miembros de la Bauhaus realizaron propuestas de mobiliario para niños, entre ellos: Gerrit Rietveld y Marcel Breuer. Por su parte, María Montessori, en su libro “El Descubrimiento de la Infancia”, relata el momento en que decidió resolver la dificultad de encontrar muebles de tamaño infantil, cuando mandó hacer varios diseños de acuerdo a las necesidades e inteligencia de los niños. Paralelo, grandes nombres de la arquitectura mundial se dedicaron al diseño de muebles para bebés y niños pequeños. Entre ellos Alvar Alto, Jean Prouvé, y la pareja de Charles Y Ray Eames.
Al final debe haber una diferenciación entre muebles para bebés y para niños o niñas, los primeros tienen como principal objetivo aumentar la seguridad, de allí surgieron los “moises”, canastos y cunas, con el afán de que los niños durmieran separados de sus padres por el riesgo de asfixia, las barandillas de las cunas disminuyeron el riesgo de caídas; además, comenzaron a aparecer muebles más cómodos para que el cuidador los limpiara y mudara, y sillas altas de alimentación que permiten al niño comer en la mesa, o separado de ella. Sobre los niños y niñas, Maria Montessori descubrió que, durante la primera infancia, muchas necesidades de búsqueda de autonomía y desarrollo se pueden resolver a través de un entorno preparado –accesible y seguro–, donde el niño pueda moverse libremente.