Inspirados en los jardines barrocos franceses y los zen japoneses, los senderos en el Parc de la Distance son estrechos, de 90 centímetros de ancho, aunque están a más de dos metros de distancia. En un movimiento en espiral centrífugo, los caminos paralelos dirigen los flujos hacia el centro del parque, donde se colocarían una serie de fuentes de agua.
Aunque las personas están físicamente separadas unas de otras, es posible escuchar los pasos de otras personas en los senderos adyacentes. El recorrido además no resulta tedioso, porque hay un juego constante en la altura de los setos que definen la ruta, a veces es posible disfrutar de una sensación total de libertad y encontrarse completamente inmerso en la naturaleza, mientras que en otras ocasiones, es posible vislumbrar la totalidad de la cobertura, manteniendo siempre una distancia segura del sendero siguiente.