Se trata de dos edificios uno de 40 pisos y otro de 27, es decir 180 y 110 metros de altura respectivamente, unidos por una base con locales comerciales, restaurantes, gimnasio y estacionamientos. La torre más alta alberga oficinas de alta gama y la otra un hotel.
Según el propio despacho, “el diseño general del proyecto considera las limitaciones actuales de la ciudad al tiempo que tiene en cuenta la posibilidad de desarrollo futuro y el cambio de su entorno”. Las operaciones de diseño del proyecto desafían las convenciones típicas de la torre. Al tallar estratégicamente un vacío central a través del volumen de la torre, la estructura y el programa se redistribuyen en configuraciones poco convencionales pero eficientes.