Independientemente del valor, hablamos de una obra de arte arquitectónica. Su fachada de color salmón claro con una clara influencia del estilo del Reino de Cerdeña, que gobernó Saint-Cap-Ferrat hasta 1860, cuenta con una azotea desde la cual se puede admirar Villefranche, el puente del viaducto cerca de la ciudad medieval de Eze Village, y muy al este, los Alpes que separan Francia de Italia.
Una vez atraviesa las puertas de la propiedad, se desplaza por un largo y sinuoso camino vigilado por palmeras y cedros, que le dan el nombre a la mansión. Mas adentro lo recibe una estatua de bronce de Atenea, cubierta con una túnica de mármol. Una vez adentro, se percibe una atmósfera típica del apogeo de la Belle Epoque: grandes salones, lámparas de araña, puertas francesas y retratos del siglo XIX desde el suelo hasta el techo y con marcos ornamentales. La biblioteca alberga más de tres mil libros sobre flora y naturalismo, entre los que se encuentra una edición de 1640 de un códice botánico con un valor de varios cientos de miles de euros.