En el discurso público fueron desapareciendo los ciclistas, una población deseosa de ser cosmopolita, con centros educativos de vanguardia, industrias modernas, gobiernos que guiaban hacia el futuro a sus ciudadanos, los signos de subdesarrollo y de pobreza y de atraso fueron perdiendo relevancia, el ciclismo desapareció del lenguaje público.
Posteriormente se hicieron invisibles. A lo largo de los años 80 fue frecuente encontrar en la prensa leonesa noticias de ciclistas atropellados, y leer que los automovilistas o conductores de camiones declaraban con frecuencia no haberlos visto, lo cual es una de las consecuencias de la “invisibilización” que se le impuso a esta parte del ecosistema vial de la ciudad, se les exigía usar placa, reflejante y luz de dínamo, por parte de tránsito, pero compartían los mismos carriles que usaban los vehículos.
Otra forma de hacer invisibles a los ciclistas fue en las políticas públicas diseñadas para el parque vehicular solo de automóviles en calles y avenidas, una ciudad moderna, que salía del “subdesarrollo”.
La existencia reconocida de ciclistas por la autoridad llega a inicios del siglo XXI con la construcción de obras públicas denominadas ciclovías, estas se han incrementado en su extensión, en cada administración pública que suma nuevos metros lineales. Otra iniciativa del gobierno local fue la reciente instalación de espacios para estacionamiento y renta publica de bicicletas en algunos puntos del centro de la ciudad, así como señalamientos y topes ovalados en algunas calles.