Los arquitectos María Gómez, Giovanni Ocampo y Héctor Coss crearon tres casas en el oeste de México explorando la capacidad del concreto. Este espacio pretende abordar las posibilidades del concreto para crear comunidad y sostenibilidad en armonía estética con el desierto.

El proyecto, Casa Santos, está ubicado en Todos Santos, una ciudad costera en la península de Baja California. El retiro, que se alquila cuando no está en uso por los propietarios que residen en Miami Beach, se encuentra en un lugar con características desérticas de 2.000 m2 y con vistas lejanas al mar.

 © Jaime Navarro

Al diseñar el proyecto, los arquitectos María Gómez, Giovanni Ocampo y Héctor Coss fueron conscientes de la belleza de la región y la vulnerabilidad ante los terremotos. Es por eso, que su principal objetivo fue diseñar un grupo de edificios discretos que funcionaran acordes a las características del terreno.

Casa Santos es una exploración de las posibilidades del concreto para crear comunidad y sostenibilidad en armonía estética con el desierto.

Su desarrollo consta de tres casas, con un cuarto edificio para funciones de servicio. El establecimiento también cuenta con piscina y terrazas para tomar el sol situadas en una pendiente. Los edificios están hechos de hormigón acanalado con un tono rosado, por el contexto y la exposición al sol.

La coloración está destinada a mezclarse con la arena del desierto, y el estriado de la pared engendra sombras, lo que ayuda a reducir la ganancia de calor solar. El hormigón también ofrece protección contra el sol. El concreto proporciona alivio del calor del desierto, así como refugio en un área sísmica frente al mar.

Las paredes se crearon utilizando encofrados hechos de láminas de acero laminado. El encofrado proporcionó flexibilidad con respecto a dónde se colocaron las aberturas, dijo el equipo. Después de que se completó el trabajo de concreto, las láminas de acero se reciclaron para convertirse en puertas, cercas y puertas en la propiedad.

Los edificios se componen de dos módulos diferentes: uno para el dormitorio con baño, y el otro para funciones públicas. Ambos módulos tienen forma de cubo y miden 25 m2. Los cubos están destinados a interactuar entre sí formando pasajes, callejones, patios y plazas que emulan el rastro de una ciudad medieval.

Dentro de las viviendas, los materiales incluyen carpintería de fibra de densidad media y pisos de concreto. Las paredes acanaladas quedaron expuestas, dando a las habitaciones un aspecto distintivo.