Este estilo arquitectónico es muy prolífico y su esencia rechaza la homogeneidad, al contrario, es pura personalidad. Es más que un movimiento de diseño, es una combinación de sensibilidad y visión.

Hablar de arquitectura vernácula es señalar la identidad arquitectónica de ciertas regiones a lo largo de los continentes. Es considerada como un símbolo de originalidad y personalidad, porque no hay dos arquitecturas iguales alrededor del mundo (fuera de las tendencias globalizadas). Pero ¿qué la hace tan especial?

La palabra vernáculo proviene del vocablo latín vernacŭlus, cuyo significado es “nacido en la casa de uno, doméstico o nativo”. Por lo tanto, la arquitectura vernácula puede definirse como aquellas construcciones que poseen técnicas tradicionales y materiales locales, además de que sus diseños responden armoniosamente con su entorno y los constructores son nativos.

Cuando se menciona el entorno, se hace referencia a las características climatológicas, los ecosistemas circundantes e, incluso, las cuestiones sociales. Además, lo vernáculo es adaptativo; se dice que la resiliencia es la capacidad de adaptarse a la adversidad, y la arquitectura vernácula lo hace a la perfección. También se dice que lo vernáculo referencia a lo tradicional o popular, siempre bajo una fuerte carga de lo cultural, social y económico.

La importancia de esta arquitectura es tal, que incluso corrientes contemporáneas adoptaron las ideas centrales de la misma, como lo hizo la arquitectura sustentable. Esta última ha divulgado la necesidad de ser sensibles al momento de proyectar y considerar cualquier condición determinante, desde las físicas, hasta sociales, en los diseños. La arquitectura vernácula es pragmática.

A diferencia del resto de corrientes arquitectónicas, la arquitectura vernácula no tiene un listado de características estilísticas o constructivas que se puedan replicar en distintas regiones. Los materiales son de vital importancia para este tipo de arquitectura.

La sensibilidad a un contexto y una cultura es el último ingrediente de la arquitectura vernácula. Cada pequeño rincón es único y posee características propias en comparación a cualquier otra parte del mundo, por eso necesario que cada arquitectura también posea cierta personalidad que la identifique a su región.

Dicha sensibilidad no es más que observación y reconocimiento de las condiciones del sitio para responder adecuadamente a él. El ejemplo más esclarecedor de ello son las cubiertas vegetales, en la región de Escandinavia. Los constructores, en un intento por mimetizarse con el paisaje, recubrieron los techos con especies de plantas endémicas; también sirvió para reducir la humedad y mantener la temperatura en el interior. Los diseños de la arquitectura vernácula siempre son coherentes con su contexto.