FIGUERAS POLO STABLES
2 octubre, 2024 / Dirección Editorial Arkin
Arquitectura y naturaleza en armonía
En la vasta extensión de La Pampa, una región de Argentina donde la horizontalidad y la serenidad dominan el paisaje, surge un proyecto arquitectónico que busca integrarse y dialogar con su contexto de manera sutil y respetuosa.
La palabra “Pampa”, de origen indígena, evoca la idea de una llanura infinita, un terreno plano que parece no tener fin, y es en este contexto donde se ha instaurado una cuadra para caballos de polo, un proyecto que refleja y celebra la esencia de su ubicación.
Un edificio que dialoga con el paisaje pampeano
Con una superficie de 3,850 metros cuadrados y una longitud imponente de 180 metros, el edificio se compone de dos volúmenes largos y muros exentos que, al intercalarse, crean una serie de espacios diversos y funcionales.
Estos espacios están claramente divididos, una parte social, orientada hacia la cancha de polo, y una zona de trabajo, ubicada hacia el fondo del predio, donde se encuentran las instalaciones necesarias para el cuidado y entrenamiento de los caballos.
El diseño del edificio busca integrarse con el paisaje de manera orgánica, ocultando en parte su presencia tras muros extendidos y taludes de tierra vegetal, los cuales ofrecen privacidad y minimizan el impacto visual de la construcción.
Un homenaje a la tradición
Esta decisión de diseño permite que el edificio se funda con el entorno, revelándose solo en puntos estratégicos, como en el centro, donde un gran estanque de agua, junto a las terrazas exteriores cubiertas, crea un espacio de encuentro y relajación.
Uno de los aspectos más destacados del proyecto es el uso de materiales locales y naturales. El hormigón visto y las maderas nobles fueron seleccionados no solo por su durabilidad y bajo mantenimiento, sino por su capacidad para envejecer con gracia, integrándose cada vez más con el paisaje a lo largo del tiempo.
Una cuadra de polo como nunca antes la habías visto
Los techos, plantados con pastos nativos, contrastan intencionalmente con la perfección del césped de la cancha de polo, sirviendo también como acceso y gradas naturales para los espectadores.
El agua, elemento central en el diseño, actúa como un conector entre los distintos espacios, aportando serenidad y armonía al conjunto. Más allá de su función estética, el proyecto busca ser un espacio que fortalezca la relación especial e íntima entre los caballos y las personas que los cuidan.
Este proyecto rinde homenaje a la tradición y al paisaje de La Pampa, convirtiéndose en un ejemplo de arquitectura en perfecta sintonía con su entorno.
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