Casa Guanajal, un refugio de barro y bóvedas

En medio del paisaje sereno del Bajío mexicano, entre los estados de Guanajuato y Jalisco, nace un proyecto arquitectónico que responde al anhelo de una familia por encontrar un refugio lejos del bullicio citadino.

Cabaña y hacienda se fusionan en el Bajío

Esta casa de descanso se erige con la premisa de conjugar dos tipologías tradicionales de la región, la cabaña y la hacienda. La cabaña, íntimamente ligada al entorno natural, ofrece un espacio acogedor y reflexivo, mientras que la hacienda, con sus patios y jardines, extiende las actividades del interior hacia el exterior, creando atmósferas propias.

El terreno, largo y estrecho, dictó la disposición del programa arquitectónico, extendiéndose a lo largo para generar recorridos que invitan a explorar tanto el interior como el exterior de la casa.

Bóvedas de barro y paisajes infinitos

Esta disposición permite yuxtaponer los espacios techados en el sentido más angosto, creando entre ellos espacios abiertos complementarios, emulando la distribución de una hacienda mediante patios y jardines.

© JORGE SUCCAR

Arquitectura contemporánea con alma tradicional

Tres cuerpos volumétricos se definen por un elemento tradicional de la zona: la bóveda de barro: elemento que fue llevado con modernidad a este proyecto y genera una identidad y funcionalidad al espacio.

Cada bóveda actúa como una cabaña, transformándose según su ubicación y uso. La primera bóveda alberga un cuarto de huéspedes y una sala con chimenea, cuya doble altura nos recuerda la inmensidad del mundo y nos invita al descanso.

Sostenibilidad y belleza

La segunda bóveda se destina a las habitaciones de la familia, con ventanas estratégicamente ubicadas para disfrutar del paisaje. La tercera bóveda, más cercana al jardín, ofrece una techumbre que, como un árbol, proporciona sombra para actividades exteriores como la fogata y la piscina.

© JORGE SUCCAR

La selección de materiales sigue una temática industrial, combinando la textura del ladrillo aparente con la solidez del cemento gris. Los detalles de herrería en gris Oxford, casi negro, añaden un toque de elegancia robusta.

El resultado es un conjunto arquitectónico que trasciende la simple fachada, creando un paisaje de sólidos y vacíos que se integra al campo abierto.

Las bóvedas y los materiales se funden con el entorno, logrando una obra que no solo satisface la necesidad de un refugio, sino que también celebra la riqueza de las tradiciones arquitectónicas del Bajío mexicano.

Este proyecto enseña la importancia de adaptar la arquitectura al entorno natural, utilizando elementos tradicionales de manera innovadora y respetuosa.

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