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Arq. Internacional Arquitectura

LA FRONTERA QUE DIVIDE UN PUEBLO

24 junio, 2024 / Dirección editorial Arkin

Un pueblo, dos países, una lección de paz

La historia de Baarle-Nassau/Baarle-Hertog nos lleva a preguntarnos: ¿Es realmente tan difícil vivir en paz entre fronteras? En un mundo donde las disputas territoriales son comunes, este pequeño pueblo demuestra que es posible compartir y coexistir pacíficamente.

 

 

Baarle-Nassau/Baarle-Hertog: Un pueblo, dos países

 

La convivencia pacífica en un pueblo dividido por una frontera

En lugar de mantener conflictos sobre quién posee qué, ¿no sería más benéfico buscar formas de colaboración y paz? Baarle-Nassau/Baarle-Hertog nos muestra que las fronteras no tienen que ser líneas de división conflictivas, sino puntos de encuentro, y quizás sea hora de que el resto del mundo tome nota y busque formas de transformar los límites en puentes hacia un futuro más pacífico y cooperativo.

 

¿Sabías que existe un pueblo en Europa donde con solo dar un paso puedes cambiar de país? ¿En serio no crees que sea posible? Pues prepárate para una gran sorpresa.

 

 

Un viaje sin pasaporte

En un rincón del norte de Europa, se encuentra un pueblo tranquilo situado entre dos países. Al cruzar la calle o tan solo caminar unos metros, viajas de un país a otro; la frontera es tan fina que puedes cruzarla sin darte cuenta o incluso puede llegar a dividir tu sala de estar.

 

Este lugar se llama Baarle-Nassau, un pequeño municipio holandés salpicado de enclaves belgas, conocido como Baarle-Hertog.

 

La historia detrás de la geografía peculiar

Baarle-Nassau y Baarle-Hertog presentan una peculiaridad geopolítica que se remonta a la Edad Media, cuando las tierras fueron divididas entre diferentes familias aristocráticas locales.

 

 

 

 

Mientras que Baarle-Hertog pertenecía al duque de Brabante, Baarle-Nassau era propiedad de la familia Nassau, creando un entramado fronterizo en el pueblo que no se resolvió completamente hasta 1995.

 

Para los visitantes, distinguir los territorios puede ser un desafío, ya que la frontera no está en línea recta, sino por “secciones”.

 

Marcas en el suelo y diferencias en la arquitectura

Pero con tan solo ver debajo de tus pies, puedes encontrar marcas en la calle con cruces blancas que indican ‘NL’ para los Países Bajos y ‘B’ para Bélgica.

 

Además, los números de las casas están acompañados por la bandera correspondiente. Y por cierto, las diferencias arquitectónicas también son notables; las casas holandesas tienden a ser más uniformes, mientras que la parte belga es más diversa en estilo.

 

 

La vida cotidiana en un pueblo binacional

La coexistencia de dos jurisdicciones trae consigo tanto beneficios como inconvenientes. La planificación urbana, como el trazado de calles y cañerías, puede ser una pesadilla. Sin embargo, esta situación también permite a los residentes beneficiarse de las diferencias legales entre los dos países.

 

Por ejemplo, la edad para beber alcohol varía, y los impuestos pueden depender de la ubicación de la puerta principal de una casa.

 

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