Las casas tropicales mantienen un diálogo entre la naturaleza y el entorno construido. El clima tropical es famoso por la exuberancia de su flora. Esta casa en Vietnam mantiene un diálogo constante entre la naturaleza y el entorno construido.

No es nuevo cómo la biofilia agrega varios beneficios al usuario. Sin embargo, las altas temperaturas, las lluvias frecuentes y los altos niveles de humedad en el clima presentan desafíos únicos para reconciliar la conexión entre el interior y el exterior mientras se construyen viviendas que sean cómodas y eficientes a lo largo del tiempo.

Se buscó construir un hogar donde se pudiera vivir en paz y felices. Los propietarios son una pareja de más de 55 años, que están en el período en que la mayoría de los vietnamitas comienzan a pensar en la jubilación. Poseían un área de sitio de 100 metros cuadrados, ubicada al final de un pequeño callejón dentro de la ciudadela de la ciudad de Hue, separados por uno de los nueve estanques de la zona, lo cual fue un lugar perfecto para desarrollar el concepto arquitectónico.

Labri es literalmente un refugio secreto, que no es fácil de encontrar ni en el mapa. Al mirar la casa, da la sensación de que no está construida por humanos, solo está creciendo original y aleatoriamente tan naturalmente como el árbol que sale del suelo. Tiene cuatro bloques, cubiertos por tres capas, que son vidrio, vides y concreto respectivamente de afuera hacia adentro, árboles en la parte superior, un nivel, solo 55 metros cuadrados del sitio se utilizan para la construcción.

Aquí también hay pájaros, mariposas y árboles que la habitan. Las vides son las especiales entre las plantas de interior. Poco a poco suben y se entrelazan entre sí alrededor de cada bloque, haciendo una pared verde para lograr privacidad y ayudar a equilibrar el aire. Frangipani es otra planta local utilizada en la parte superior. Florece en primavera, se vuelve frondosa en el verano y arroja sus hojas cuando llega el invierno. Durante la estación seca en Hue, el frangipani extiende sus ramas para cubrir la casa contra la luz solar intensa. Cuando llega la temporada de lluvias con muchas tormentas y fuertes lluvias, los árboles de frangipani desnudos permanecen inmóviles e ilesos.

© Hiroyuki Oki

Cuatro bloques, con diferentes alturas, se colocan aleatoriamente y se giran en diferentes ángulos. Todos están conectados por caminos accesibles a través de escaleras fijas. Dar un paseo por la parte superior de la casa es como caminar por la cordillera ondulada. Debajo de las montañas, hay cuevas que son frescas y seguras, excepto que está lejos de la oscuridad. Las cuatro cuevas que están hechas de vidrio siempre están llenas de luz natural y viento para consolar a todos los residentes. El interior del bloque del comedor, el de la cocina, el baño y dormitorio están diseñados en función de las necesidades básicas y al mismo tiempo cumplen con la estética mínima.

No hay límites en Labri, así como no hay paredes interiores para separar los espacios, ni paredes exterio

 

 

 

 

res para bloquear la casa del mundo exterior. Los residentes pueden verlo todo a través de cada espacio.