¿Qué es mas inteligente? Controlar la temperatura de tu casa desde tu teléfono celular mediante el uso de aparatos de aire acondicionado que consumen energía eléctrica, ó una casa que desde su diseño arquitectónico autorregule su temperatura todo el año mediante el uso adecuado de las orientaciones y de sistemas constructivos y materiales.

Los primeros esbozos del concepto de sostenibilidad comenzaron a surgir en la década de 1970, cuando aparecieron las primeras reflexiones sobre el impacto que producían las grandes concentraciones urbanas y la acción del ser humano en el planeta, pero fue hasta 1987 cuando el concepto de “desarrollo sostenible” quedó plasmado en el Informe Brundtland, emanado de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada durante la Asamblea de las  Naciones Unidas  en 1983. Siendo en 1992 por medio de la Carta de la Tierra cuando se reconoce oficialmente la necesidad de generar compromisos que contribuyan al equilibrio ecológico, económico y social en el desarrollo.

De esta manera a inicios del siglo XXI nace el término de “ciudades inteligentes” como toda ciudad que hace uso de la tecnología para alcanzar el desarrollo sostenible. Técnicamente han sido clasificados con esta denominación todos los asentamientos humanos que usan de manera marcada las tecnologías de la información y la comunicación para la prestación de los servicios públicos, produciendo un valor agregado en los mismos.

En resumen, han sido catalogadas como ciudades inteligentes todas las ciudades que son capaces de integrar la tecnología en la planeación de la infraestructura y de la operación de servicios de la ciudad para generar un entorno que retenga y atraiga el capital humano aumentando la calidad de vida.

El concepto original es interesante, pero a más de dos décadas de su aparición es importante preguntarnos si ha sido llevado a la práctica de manera autentica y si hemos mantenido el equilibrio adecuado entre los sistemas pasivos y los sistemas activos urbanos para lograr un real desarrollo sostenible.

Todo parece indicar que no, todo parece indicar que nuestra idea de ciudad inteligente basada en su totalidad en el uso de los sistemas tecnológicos, ha dejado a un lado la inteligencia de las personas, la inteligencia colectiva, la inteligencia que nos permite desde la gestión del territorio plasmar una planeación de largo plazo que logre el eficiente uso de la energía y todos aquellos recursos necesarios para garantizar una mejora en la calidad de vida. Definitivamente la inteligencia en una ciudad se logra de la suma del conocimiento de las personas y su participación en los procesos de planeación, más la implementación de la tecnología para potencializar las soluciones. Hoy en día seguimos padeciendo las consecuencias negativas de la planeación errónea que ha dado como resultado el crecimiento descontrolado de las ciudades iniciado hace cuatro décadas, basada en el uso del automóvil, y difícilmente los sistemas tecnológicos tendrán la solución definitiva, pero sobre todo sostenible de esta problemática.