Una vez que consumada la caída de Tenochtitlán, se inicia un fenómeno de asentamiento y dominio territorial mediante el uso y establecimiento de presidios, elemento arquitectónico que se emplea como estrategia ocupacional. Mismos que se van colocando a la vera de los caminos, aunque la mayoría de las veces, más bien, era su construcción la que iba abriendo y configurando dichos caminos, pues se trataba de puestos de avanzada militar, que se ubicaban en sitios con afluentes de agua, muchos siguiendo el descubrimiento de minas o simplemente instalándose en la frontera de los poblados.

La fundación de los presidios respondió a una estrategia de continuidad, ya que se apoyaron unos a otros a crear una red vial o de interrelación para el intercambio de materiales, alimento, mano de obra, mercancía, etc., así como de avanzada en la posesión final del sitio.

Los presidios fueron puntos de introducción al territorio desconocido reforzado por un poblado con el afán de ir ganando espacio, “despejando de chichimecas la región y consolidar un avance hacia el norte”, “será el elemento que reúne y protege a la población, pero además refuerza la producción de las zonas mineras y agrícolas, siendo las bases de la conformación posterior de pueblos y villas.

El establecimiento de presidios se acelera ante el descubrimiento de las minas de Zacatecas y Guanajuato provocando la apertura de nuevas rutas comerciales.

Los presidios de origen no presentaron una tipología constructiva, se hacían en lugares de emboscadas con los materiales con los que se contaba de la región, los primeros fueron de madera para ir perfeccionando después al hacerlos con muros de adobe o mampuesto, integrando torreones, troneras, cubos, un patio central, caballerizas etc. con casas alrededor de los habitantes formando fortificaciones como un cerco en las villas. Los indios pocas veces atacaban núcleos habitacionales, ya que no tenían la estrategia del “asedio”, pero si robaban ganado, ropa de las caravanas, así que el presidio cumple su función de protección, no sólo de los españoles sino de los indios pacificados.

El presido tuvo un origen militar, pero esto poco a poco fue cambiando al paso del tiempo, aunque siempre implicaba un riesgo salir y adentrase en nuevos territorios, se fueron realizando alianzas con la resistencia mediante regalos, convirtiéndose más tarde en “almacenes de distribución”, así se logra asentar a la población indígenas a los cuales los dotaron de tierras y ganado enseñándoles cómo procurarse su alimento.

Ante esto, la configuración arquitectónica cambia, cuenta con enormes bodegas, una capilla, un patio de armas, y habitaciones para la guarnición o escoltas, siendo unidades autosuficientes y más fuertes teniendo un mayor control del territorio, y el área de acción se extiendo convirtiéndose en zonas seguras para los pobladores.

Distinguimos tres tipos de presidio: militares cuyo objetivo primordial es el de ir delimitando una frontera de avanzada contra las tribus en rebelión, los agrícolas se crean con una función productora de alimentos para abastecer a las zonas mineras cerca de los puntos de producción y de los de congregación los cuales fueron edificados por alguna orden religiosa que buscaba la catequización de los oriundos. La conjunción de estos tres criterios es lo que realmente lleva a los españoles al dominio final, tanto de la población como de la tierra.

El presidio fue el lugar donde se logaron hacer intercambios comerciales, compra de víveres, cambio de caballos para continuar el viaje, muchos fueron construidos donde ya existía una fortificación prehispánica o se construyeron para proteger pueblos indígenas, en casi todos los casos su función fue para ayudar a formar poblados, arraigar gente y definir frontera, sin ellos no se hubiera podido consolidar una posición urbana que corresponde al asentamiento original delimitado por los diferentes elementos naturales.