RUCA ARAUCANA
27 septiembre, 2024 / Dirección Editorial Arkin
Rucas mapuches, un legado arquitectónico
En las lomas elevadas del sur de Chile, las rucas, una especie de casita tradicional de los araucanos se alzan como guardianes ancestrales de la tierra.
Estas viviendas, ubicadas estratégicamente cerca de las otras rucas vecinas, son un testimonio vivo de la sabiduría arquitectónica de un pueblo que ha sabido armonizar su entorno con sus necesidades.
Mucho más que una casa, un símbolo de identidad cultural
La evolución de la ruca, desde su forma circular primitiva hasta las configuraciones más contemporáneas, es un reflejo del ingenio y la adaptabilidad de este sistema constructivo.
© Vía Diario La Tercera
Aunque las rucas actuales suelen presentar una planta rectangular, su esencia permanece intacta, sin ventanas, con techos inclinados y una estructura de madera maciza que resiste el paso del tiempo.
Materiales naturales y construcción ancestral
El uso de materiales livianos como la paja y otros tallos, facilita su construcción al mismo tiempo que proporciona un excelente rendimiento térmico, manteniendo el interior cálido en invierno y fresco en verano.
Este equilibrio natural es, sin duda, una de las razones por las que la comunidad prefiere las rucas tradicionales para su alojamiento.
© Vía Diario La Tercera
Las dimensiones de las rucas varían según la región y el tamaño de la familia, alcanzando en algunos casos hasta 15 metros de largo y 10 de ancho, con una altura que puede llegar a los 6 metros en su punto más alto.
El Kutralhue, el corazón de la ruca
Esta generosa amplitud se organiza en torno al “Kutralhue”, el espacio central donde se enciende el fuego, el alma de la ruca. A su alrededor, se distribuyen el telar, las camas y los demás elementos del mobiliario, creando un ambiente funcional y acogedor.
© Vía Diario La Tercera
Lo que hace única a la ruca mapuche es la forma en que integra la vida cotidiana y la cultura de su gente.
La ruca, un ejemplo de arquitectura bioclimática ancestral
Cada elemento tiene un nombre, otorgado por los constructores, lo que refuerza el vínculo entre la arquitectura y la identidad cultural. Además, la construcción de una ruca es un acto comunitario, un evento conocido como “Rucan”, donde los vecinos se unen para ayudar al dueño de la casa.
Esta colaboración fortalece los lazos sociales y es capaz de transmitir el conocimiento ancestral de generación en generación. La ruca mapuche nos enseña la importancia de respetar y adaptarse al entorno natural.
Un acto comunitario que fortalece los lazos
Su simplicidad es engañosa, pues detrás de cada decisión constructiva hay siglos de observación, adaptación y sabiduría convirtiéndose en un recordatorio de que el verdadero hogar es aquel que nos conecta con nuestras raíces más profundas.
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