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Arquitectura Restauración

CARTOGRAFÍA DE LA CIUDAD DEL “DEBER Y EL TRABAJO”VS LA CIUDAD “REACRETIVA Y DEL PLACER”, UN ENFOQUE PARA CONSTRTUIR LA CIUDAD DEL CONOCIMIENTO.

21 enero, 2024 / Dr. Salvador Zermeño Méndez

Mientras la ciudad se presenta como un lugar propio para el trabajo, Carlos Marx expone que este trabajo puede ser un producto enajenado que revira contra nosotros mismos, si este producto de nuestro trabajo no es nuestra propia creación donde el espíritu Hegeliano se manifieste como absoluto de contradicciones dialécticas y nos construya permitiéndonos desarrollar nuestro espíritu, dicho producto ajeno a nosotros revierte la posibilidad de una “existencia Feliz”, si el trabajo así dado, es una carga, viaje y llegada de una ciudad de existencia grises; contrasta con la ciudad del placer, llena de centros comerciales y lugares propios para el desfogue de una sociedad liquida que Zygmunt Bauman ya nos había advertido, como un lugar controlado para el placer “si pagas, claro”… Te premia de vivir hostigado al producto de tu trabajo que se vuelve en contra de tu posibilidad de desenvolvimiento del conocimiento y el desarrollo de la inteligencia y las inteligencias colectivas, de la cual Aristóteles decía que era la única verdad, parafraseando a los estoicos.

 

Por lo que reflexionaremos en relación a la diferenciación y redistribución de partes y funciones de la ciudad moderna en la primera y segunda mitad del siglo XX, -que busca la ciudad moderna planeada dentro de los desplazamientos, acumulaciones, etc. de su flujo vital- desarrolla las normalizaciones y las disidencias del rechazo de lo que no es tratable y constituye luego los “desechos” bajo la lógica de una administración funcionalista -que se presentaría como anormalidad, desviación, enfermedad, muerte, etcétera- en los sectores obreros y sectores de prostitución de la ciudad, que posteriormente serán contrastados en la ciudad posmoderna y de la posverdad de nuestro tiempo.

 

 

Consideramos en la construcción cartográfica distintas posiciones teóricas en el estudio de las ciudades, como Weber conceptualizó a la ciudad como una unidad económica muy importante, llamándola el “mercado permanente”. Por su parte Durkheim se interesó por la concentración, dispersión y volumen de la población en las ciudades, y la relación de estas dinámicas poblacionales con la integración y solidaridad de las sociedades. Foucault en el mundo griego, el placer “…no es una ontología de la carencia y el deseo; no es la naturaleza que fija la norma de los actos, es una fuerza que asocia entre sí actos, placeres y deseos…”, cuyas prácticas se dan en los escenarios íntimos y públicos de la ciudad, para Foucault, el problema no reside en la prohibición del placer, sino en la función que tiene el espacio social; conformándose varias escuelas griegas con visiones distintas; por ejemplo, Sócrates, que busca la relación de bien y amor para buscar la justicia, o sea el eros como falta, perdida y normatividad, que lo llevan a la normatividad ética y lo reducen a la lógica del espacio moral y político; sin embargo, la escuela que interesa en la cartografía es la cínica griega se ubica en lo inmediato en el placer y el goce, no opera una ética, sino una estética de la puerilidad, como modo de acción poética – política y reconquista de la ciudad.

 

Si vemos la mirada de Georges Bataile, Giles Deleuze y Feliz Guatari, donde podemos establecer el nacimiento de la ciudad del placer, que se desborda en una gran “búsqueda del goce inmediato”, donde su “eficacia se muestra por el lado nefasto, atrae al frenesí, al vértigo y a la perdida de la conciencia. Se trata de comprometer a la totalidad del ser en un deslizamiento ciego hacia la perdida, que es el momento decisivo de la religiosidad”, comprendemos que ciudad del placer en un mundo de frenesí inmediato con hilos que conectan a la ciudad moral religiosa, cuyos puntos en común están en la pérdida de conciencia en el “goce del cuerpo” por un lado y el “goce espiritual” por el otro.

 

 

Así la ciudad del placer situada en el desbordamiento frenesí inmediato (consumo, desfogue, poder y dinero) “entendida en términos de una organización social colectiva, y en el límite del significado rudimentario del trabajo como punto de partida en las sociedades primitivas. Las prácticas individuales del deseo y el placer, e incluso del dolor, y como una separación al interdicto del trabajo, en este contexto las formas de realización “Artística” del cuerpo se vinculan directamente con la danza, en cuyos rituales se verán en formas de danza”; es el caso de los rituales prehispánicos sincréticos que se dan en los templos católicos y su símil en la danza de los rituales del cuerpo en pasarelas y modas en los centro comerciales y los rituales del poder y el exceso.

 

Desde esta perspectiva, la ciudad es vista como algo más que un conglomerado de calles, edificios, plazas y otros lugares públicos. Es concebida como un conjunto de relaciones e interacciones ligadas al espacio físico. Como un lugar de dominación donde se concentra el poder. Es entendida también como un microcosmos social en el que coinciden aspectos físico-geográficos, espaciales, culturales, institucionales, económicos, demográficos y sociales; con carencias significativas y exclusiones a lo que De Certeau llamó la ciudad de los “desechos” y Manuel Castells sitúa la analiza como la estructura de clases de la sociedad y, al mismo tiempo en un dinamismo urbano mediatizada de lucha de clases, donde el aspiracionismo está ligado a “tener” y no al “ser”, parafraseando a Erich Fromm diferencias que él hace del tener al ser en el conocimiento, el amor, la solidaridad en las relaciones humanas son fundamentales para pasar de la ciudad de la enajenación a la ciudad solidaria del conocimiento colectivo.

 

Si por un lado entendemos la ciudad bajo la óptica marxista de una división social del trabajo, en las relaciones obrero-patronales, la ciudad se empieza a dividir. A segregar, a separar. Espacios de inclusión y exclusión, espacios de control, aunque en la posmodernidad da la impresión de que la perspectiva cínica griega, de la inmediatez del deseo y el placer es vigente, yuxtaponiendo la perspectiva existencial obrera de clase y la ciudad moral cristiana, en todas estas miradas la ciudad se desenvuelve dentro de un pluralismo cultural; aspecto vital en la cartografía que impone la ciudad del trabajo como vértigo del sufrimiento y la pesadez de un producto del propio trabajo enajenado y un lugar del desfogue, ilusión liquida que se nos escama ante la impronta capitalista.

 

Dr. Salvador Zermeño Méndez, Director del Centro de Investigaciones de la UDL Director del despacho especializado en restauración Restauro Arquitectos. chavazermeno@live.com

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